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Tu nombre en el libro de la vida

Por Juan Carlos Tuyaré.

Reflexiones 16 de marzo de 2023
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Juan Carlos Tuyaré.

Por Juan Carlos Tuyaré.

Las Escrituras señalan que Dios tiene en su poder diversos libros, cada uno con una determinada finalidad. Uno de ellos se lo conoce como el libro de la vida. De él nos ocuparemos hoy.

CONVERSACIÓN ENTRE DIOS Y MOISÉS

La mención de este libro aparece durante una conversación entre Dios y Moisés, al inicio del Antiguo Testamento, en el libro de Exodo; recordamos que la Biblia se divide en dos grandes secciones: el Antiguo y el Nuevo Testamento, o bien el Antiguo y Nuevo Pacto. 

El contexto dentro del cual se desarrolla este dialogo es posterior al momento en que Moisés baja de la montaña, donde recibió las tablas de piedras escritas por Dios, que luego se conocieron como los 10 mandamientos. Antes de que bajara de la montaña, y viendo el pueblo de Israel que tardaba mucho, le dijeron a su hermano Aarón: “queremos dioses que vayan delante de nosotros porque a este Moisés no sabemos lo que le haya acontecido, que no vuelve”.

Inexplicablemente accedió a la petición y les pidió que junten oro; se lo dieron, y lo echó al fuego y se construyó la figura de un becerro de oro, que se transformó en el nuevo dios del pueblo. Y aconteció que cuando Moisés llegó al campamento donde estaba el pueblo, y vio el becerro y las danzas a su alrededor, y entonces arrojo las tablas de su mano, y las quebró al pie de la montaña; y tomó el becerro de oro y lo quemó en el fuego y lo molió hasta reducirlo a polvo.

Aún así, después de haber tomado represalias contra los que hicieron el becerro, subió nuevamente a la montaña, para pedirle a Dios que perdone lo que ellos habían hecho. Es entonces donde se produce el siguiente diálogo entre ambos, Moisés le dice: “Te ruego que perdones ahora su pecado (al pueblo), y si no, bórrame ahora de tu libro que has escrito; y Dios le respondió: “Al que pecare contra mi, a este borraré yo de mi libro”. Dejando claro que solo son borrados los nombres de los que pecan y no se arrepienten.

REGISTRO ESCRITO

A partir de ese momento, teológicamente se afirma la existencia de ese libro que tiene la particularidad de ser un registro escrito en el que figuran inscriptos los nombres de quienes ingresaran al cielo cuando sean llamados. Si bien el libro de la vida es mencionado en reiterados pasajes del texto bíblico, decíamos antes que aparece al comienzo de las Escrituras y también al final, en el libro de Apocalipsis, donde se afirma que: “Y  el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”. Dicho de otro modo, para ingresar al cielo es necesario estar anotado en el libro de la vida y no estarlo es terminar en el lago de fuego.

El libro también aparece mencionado en cierta oportunidad que Jesús envió a 70 de sus seguidores a una determinada misión y cuando regresaron, con mucho gozo le contaron, que incluso los demonios se sujetaban a su nombre. El les dijo, entre otras cosas, que les daba autoridad sobre toda fuerza del enemigo y que nada los dañaría; pero que no se regocijen porque los demonios son sujetados por una orden, sino que se regocijen porque sus nombres estaban escritos en los cielos, en alusión al libro de la vida.

También es mencionado posteriormente, un poco más adelante en la historia del cristianismo, cuando el apóstol Pablo les envía una carta a los cristianos de Filipos, Grecia, rogándoles que tengan buena atención para con las mujeres que fueron sus compañeras de trabajo en el evangelio, y les dice: “asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a estas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida”.

DEBERES CRISTIANOS

Como vemos, el libro de la vida es un registro de nombres en el cielo de quienes en vida se han ocupado de vivir el cristianismo de una manera genuina; es decir, pensando y actuando en todo lo que es  verdadero, en todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; en todo aquello que tenga alguna virtud. Decía Pablo a los creyentes filipenses: “Lo que aprendieron y recibieron y oyeron y vieron en mi, eso hagan; y el Dios de paz estará con ustedes”.

En alusión al libro de la vida, existe un himno cristiano que se acostumbra cantar en las ceremonias que se realizan cuando se despide el cuerpo de quien en vida fuera un miembro de la iglesia. Parte de la letra de dicho himno dice: “Cuando la trompeta suene en aquel día final y que el alba eterna rompa en claridad; cando las naciones salvas a su patria lleguen ya, y que sea pasada lista, allí he de estar. Cuando allá se pase lista, a mi nombre yo feliz responderé”.

Si hay algo que distingue a los cristianos genuinos es la esperanza que su nombre esté escrito en los cielos; es a la vez, el mayor anhelo que se podría tener; porque de conseguirlo, es la puerta de entrada a las moradas celestiales.

A propósito del libro de la vida, ¿Usted ya tiene anotado su nombre en el libro? Si cree que lo tiene, nos regocijamos con usted; pero si todavía no lo tiene, no pierda más tiempo, hágalo anotar y conserve una conducta apropiada para que su nombre no sea borrado.

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