Adelita tendría nueve años. Vio en un diario de la época la foto de Frondizi, en un automóvil  que lo conduciría a la isla Martín Garcia. Había sido derrocado como presidente.

Se quedó mirando sus ojos detrás de los anteojos cuadrados.

Adelita, desconocía la palabra política, sólo escuchaba en su casa que al presidente anterior también lo habían llevado a la misma isla. En su mente infantil pensaba y sufría creyendo que todo aquel que subiera al poder terminaba con esa suerte, preso. Lloró.

Comentaron en la mesa familiar las virtudes del ex presidente Fondizi,, , su honestidad, su capacitad, sobriedad, y algo así como que se había equivocado en aceptar que vinieran a su despacho representantes de países “enemigos”. Luego lo investigó de grande, que quisieron decir.

Años después no se decía derrocó sino golpe de estado. Adelita ya era joven, y sentía que durante su vida los presidentes se sucedían, y ya entendía de partidos políticos y de doctrinas de derecha e izquierda.

Ya no oyó hablar de la ISLA MARTIN GARCIA, sino de JUICIO POLÍTICO.

Mas madura entendió que le dolía los enfrentamientos políticos, las guerrillas, las confrontaciones, las peleas. Y un sentimiento oculto le decía que era orgullosa de ser argentina, de su país y sus riquezas, que eso sería lo que le habían enseñado que era la PATRIA.

Comprendió a los patriotas, lo entendió a ARTURO FRONDIZI,  habrá sido otro de ellos en esta era.

Adela ahora con más años, y transitando el mes de la Patria eleva una plegaria por la bendición DEMOCRATIC<A, para que defiendan a nuestro país, nuestra bandera, y que muchas ADELAS se enorgullezcan de nuestra escarapela y se emocionen el día que juren la bandera.